Sara Majarenas y su hija tendrían que estar en la calle sólo por el el simple hecho de ser víctimas de violencia machista y por el derecho a rehacer sus vidas. No hay excusas: Sara Majarenas, por ley debería ya estar en la calle por haber cumplido las tres cuartas partes de su condena.

La sed de venganza es la peor acompañante para construir un nuevo escenario de paz y convivencia. La crueldad a la que somete la judicatura a madre e hija es inhumana y desproporcionada. Esta decisión no coincide con las ansias ni con la necesidad que siente esta sociedad de dar una solución definitiva a las conscuencias del conflicto.

Por ello, SORTU exige la inmediata liberación de ambas y se adhiere a las movilizaciones que se convoquen a favor de ellas.

Para poder mejorar nuestros servicios, utilizamos cookies propias y de terceros, siendo ellas persitentes, que nos permiten obtener estadísticas de los usuarios. Si continua navegando consideremos que acepta su utilización.