Para empezar el abrazo más sentido es, como no podía ser de otra manera, para la familia de Antxo: para su madre Yolanda; para su padre Pako; para sus hermanos y hermanas Patxi, Maite y Asier y para su sobrina Katixa. Como diría Antxo, os queremos. Siempre os querremos.
También queremos mandar un fuerte abrazo a los cientos de presos y presas políticas vascas que se encuentran en las cárceles españolas y francesas, para los y las exiliadas y para las personas deportadas. Que nos oigan: estamos con vosotras y vosotros, no os dejaremos solas nunca y no vamos a parar hasta que todas vosotras estéis en casa. Aunque tengamos que mover cielo y tierra, os sacaremos. De pie y con vida. Os lo prometemos.
Estos días incluso ha habido quien ha calificado de natural el fallecimiento de Antxo. Pero quienes hemos estado en la cárcel sabemos que poco tiene de natural la vigente política penitenciaria de excepción.
No, la muerte de Antxo no tiene nada de natural. Antxo no ha muerto: a Antxo lo han matado el Estado español, la política de dispersión y quien, a día de hoy, es su principal sostén, el Partido Popular.
A ese Partido Popular me dirijo: por mucho que retorzáis las leyes y que pervirtáis la democracia, por mucha Guardia Civil, Audiencia Nacional y cárceles de exterminio que empleéis, no vais a conseguir para a este pueblo. No lo conseguisteis en Gernika, no lo conseguisteis durante 40 años de dictadura fascista, no lo habéis conseguido durante otros 40 años de Régimen del 78, y no lo vais a conseguir ahora.
Que no tengan dudas: este pueblo alcanzará la paz y la libertad. Porque, por suerte, en este pueblo hay decenas de miles de personas dispuestas a dar lo mejor para lograr la paz y la libertad.
Esta muerte se podía haber evitado. Para empezar, Antxo fue torturado de manera salvaje, durante los cinco días en los que fue incomunicado. Además fue condenando a consecuencia de la autoinculpación obtenida bajo torturas. Por tanto, Antxo no debía estar en la cárcel, ya que la legislación española es muy clara al indicar que no se puede condenar a nadie por las autoinculpaciones obtenidas bajo torturas.
Por otra parte, de habérsele aplicado la legislación ordinaria, en vez de la legislación de excepción vigente, ahora podria estar en tercer grado, saliendo con permisos, gozando de la compañía de sus familiares, amistades y vecindario.
La muerte de Antxo era perfectamente evitable. Así pues, porque queremos que, esta vez sí, Antxo sea el último, porque no queremos que no se produzca ni una sola víctima más como consecuencia de este conflicto. Exigimos la revisión inmediata de todas las sentencias dictadas contra presos políticos vascos basadas en testimonios o autoinculpaciones arrancados bajo tortura. Y exigimos el fin de la actual política penitenciaria. Una política criminal y asesina.
Llamamos, una vez más, a todos los agentes políticos, sociales y sindicales del país, con excepción del PP y UPN, a acordar una hoja de ruta: en primer lugar, hay que acabar con el alejamiento, con el primer grado y con el resto de medidas de excepción; y, en segundo lugar, hay que ir más allá, y hay que desactivar la propia legislación de excepción para, mediante la aplicación de la legislación ordinaria y de criterios de justicia transicional, proceder a la excarcelación de todos los presos políticos vascos, y al retorno de todos los exiliados.
Y es que, como venimos diciendo a menudo, no se puede hablar de alcanzar normalización política, de una paz justa, duradera y completa mientras en las cárceles españolas y francesas haya cientos de presas, refugiadas y deportadas políticas.
En ese sentido, hay que decir alto y claro que no todas las violencias han desaparecido del país. Que seis años después del cese definitivo de la lucha armada por parte de ETA, y prácticamente un año después de su desarme, los estados siguen empleando la violencia, siguen empleando su particular estrategia político-militar para imponer su proyecto político: porque la política de dispersión es violencia; mantener a los presos gravemente enfermos en prisión es violencia; e intentar imponer un relato de vencedores y vencidos, de justos e injustos, de buenos y malos, es violencia.
Hablan de muertes injustas los coartífices de la dispersión. Quienes gobernaron con el PSOE de los GAL. Quienes han sostenido, y aún sostienen al partido franquista. Hablan de muertes injustas los responsables políticos de quienes mataron a Ina Zeberio, a Tturko, a Rosa Zarra, a Kontxi Sanchiz, a Iñigo Cabacas… los responsable políticos de quienes han torturado a más de 300 ciudadanos vascos.
Dicen que a la izquierda abertzale le queda un largo camino por recorrer, y que da un pasito adelante y otro atrás, quiénes y los artífices de la dispersión; los correligionarios del señor X; los responsables políticos de los gal, y de miles y miles de casos de tortura.
Y hablan de terrorismo los herederos políticos del franquismo; los que homenajean a mola, sanjurjo o utrera molina; los que envían a la guardia civil a masacrar al pueblo de catalunya; los que están condenando a la precariedad y la pobreza a centenares de miles de personas del estado español mientras se lo están llevando crudo; y los que aún mantienen enterrados en las cunetas de este país a miles y miles de republicanos, socialistas, comunistas, anarquistas e independentistas.
Aquí todo el mundo tiene responsabilidades, no solo la Izquierda Abertzale. Y ya es hora de que el resto asuma las propias. Dicen que a la Izquierda Abertzale aún le queda un largo camino por recorrer. Nosotros nos conformamos con que el resto comience siquiera a recorrer su propio camino, y haga lo que ya ha hecho la Izquierda Abertzale, que es reconocer su responsabilidad en parte del sufrimiento habido en este pueblo.
También hay quien quiere hacer creer que aquí no ha habido un conflicto político; que los miembros de ETA simplemente han sido unos terroristas; que sólo es una fantasía imaginaria la existencia de miles de personas torturadas y la de cientos de muertes por la violencia y el terrorismo de estado.
Pues, les decimo que la Izquierda Abertzale nunca ha compartido ese relato, ni lo compartirá.
Exigimos un relato veraz de los sucedido. Por eso, porque queremos y deseamos una solución justa, estable y duradera, no ya de las consecuencias del conflicto, sino del conflicto como tal, decimos que los presos políticos deben salir a la calle; decimos que las fuerzas de ocupación deben abandonar este pueblo; y decimos que los estados tienen que hacer su propio tránsito a una estrategia exclusivamente política y democrática y tienen que respetar nuestros derechos nacionales.
En cualquier caso, no esperamos gran cosa de los estados. No renunciarán a su violencia sin más, porque ya saben que sin ella son son nadie. Saben que sin violencia este pueblo optará pronto por un estado propio y por la independencia.
Depositamos nuestra confianza en la sociedad de este pueblo, en sus gentes, en sus instituciones. Porque esta sociedad sabe que, cuando quiere cualquier cosa, es posible. Los pasos unilaterales de ETA y EPPK han se dirigen a la sociedad. Y en el futuro los pasos que dé la izquierda abertzale tratarán de buscar la complicidad de la sociedad.
Depositamos nuestra confianza en las nuevas y viejas generaciones de la Izquierda Abertzale. Tenemos que continuar siendo el motor del proceso de liberación. Necesitamos confiar en nuestras fuerzas y tener ambición. Tenemos que ser capaces, como hasta ahora, para aunar todas las luchas, todas las reivindicaciones bajo un mismo proyecto nacional. Nuestra soberanía es la llave para una alternativa social y democrática.
En ese sentido, en estos momentos tristes y duros, os queremos hacer llegar un mensaje de esperanza: al igual que el pasado 8 de abril, con el impulso de la sociedad es posible quebrar la estrategia de los estados. Los estados son poderosos, crueles, despiadados, pero no son invencibles. Así no tenemos dudas: con las movilizaciones con la activación popular, con la lucha, Euskal Herria ganará la paz, ganará un futuro sin presos ni presas y ganará la libertad.
Se lo debemos a Xabier. Se lo debemos a esas personas que desde el 36 se han comprometido por los derechos de Euskal Herria. Pero, sobre todo, se lo debemos a Katixa, la sobrina de Xabier, y a nuestras hijas e hijos.
Este será el mejor homenaje que tributaremos a todas y a todos y que ni el PP ni nadie podrá prohibir ni impedir: la victoria.
No dudéis: lo conseguiremos.
