[Intervención de la abogada Amaia Izko junto a un nutrido grupo de personas torturadas]

Un día como hoy, día internacional de apoyo a las vítimas de la tortura, no podemos permanecer calladas. Han sido miles las personas torturadas en comisarías. El dolor que todas ellas padecen también necesita un reconocimiento que nos permita convivir en paz en este país.

Hace pocas semanas, las personas que tengo detrás, y también otras muchas, volvieron a sentir miedo, terror y pánico al enterarse del nombramiento de Fernando Grande-Marlaska como ministro del Interior. El sentimiento de dolor fue inmenso, y no es para menos: siendo juez instructor en la Audiencia Nacional, cientos de personas que pasaron por su despacho tras haber permanecido incomunicadas en manos de diferentes cuerpos policiales denunciaron haber sido torturadas. A pesar de haberlo solicitado expresamente, durante las detenciones, Marlaska, no estableció ninguna medida que evitara que fueran torturadas o que las protegiera del maltrato. Pese a que en muchos casos las personas detenidas pasaran frente a él notablemente destrozadas, pese a que decenas de ellas denunciaran ante él haber sido torturadas, Marlaska siempre miraba a otro lado o actuaba, según relatan estas personas, con absoluto desprecio.

De entre todos los jueces de instrucción, Marlaska es uno de los que más denuncias de tortura acumula durante las detenciones de las que era responsable. Un total de 223 vascos y vascas denunciaron todo tipo de torturas y malos tratos en el transcurso de esas detenciones. El protocolo de Estambul ha certificado la veracidad de las mismas.

Desde 2004, el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo ha condenado nueve veces al reino de España por no haber investigado eficazmente las denuncias de torturas; de todas ellas, en el caso de seis personas el juez instructor fue Marlaska, esto es, el garante máximo de los derechos y de la integridad física de esas personas detenidas.

Los testimonios de tortura practicadas durante detenciones instruídas por Marlaska son desgarradoras. Entre ellas, relato de Beatriz Etxeberria, violada en comisaría, al que Comité Europeo para la Prevención de la Tortura concedió una verosimilitud total, o el caso de Igor Portu y Mattin Sarasola, por el que el Estado fue condenado, no ya por no investigar, sino por el mal trato dado a los detenidos.

El número total de testimonios aterradores se eleva a 223. El nombramiento de este juez es una ofensa tan grande para las personas que han padecido torturas, que agudiza su dolor.

Ante la gravedad de este nombramiento, la izquierda abertzale y las personas torturadas en particular manifestamos:

  • Exigimos al ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska que reconozca el daño causado. Su actuación posibilitó la tortura, cuando ETA ejercía acciones armadas y también posteriormente. Las personas torturadas necesitan esa reparación moral.

  • En muchos casos las inculpaciones y autoinculpaciones obtenidas bajo tortura han sido la única prueba para condenar a personas. Esta situación debe ser analizada y abordada en profundidad cuanto antes, para darle una solución.

  • En este escenario recién abierto, tanto Marlaska como el Gobierno de Sánchez tienen una oportunidad única para aplicar la justicia transicional. En ese sentido, la izquierda abertzale está dispuesta a colaborar junto al resto de agentes para la construcción de una sociedad justa basada en la justicia, la convivencia y la paz.

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