Gora Euskal Herri gorria!
Arnaldo, en estos últimos 6 años han cambiado muchas cosas. Otras, sin embargo, siguen estando igual. En estos últimos años ha sido tremenda la ofensiva que ha venido desde Madrid con esa excusa a la que llaman crisis: reformas laborales, reformas de las pensiones, LOMCE... y por si eso fuera poco, ahora vienen con el TTIP, la OTAN económica. Todas ellas han sido decisiones tomadas lejos de Euskal Herria, todas y cada una de ellas en contra de los intereses de las clases populares y la clase trabajadora. Todas ellas, claro está, a favor de las clases dominantes.
Y Arnaldo, a vosotros os decían continuamente que la Constitución no se podía cambiar; pero mientras has estado en la cárcel la cambiaron de un día para otro. Mientras algunos tenemos que poner un pueblo entero en marcha, mentre algunes hem de lluitar per una cosa tan bàsica com és la democràcia, otros tienen la alfombra roja para cambiar Constituciones, leyes y parlamentos a su antojo.
Sí, Arnaldo, el campo de juego ha cambiado ligeramente: ¿qué vamos a poner en el centro, el totalitarismo o la democracia? ¿Las transcacionales o las personas? ¿Los estados imperialistas o los pueblos soberanos? Auí, ahora, en la Euskal Herria del siglo XXI no hay caminos intermedios: ¡el capital o la vida! Nosotros y nosotras preferimos una vida digna. Eso es lo que reivindicamos en Bilbo en "Alternatiben Herria": una vida digna, ¡con todos los derechos!
En Euskal Herria, en el siglo XXI, la mitad de la población, las mujeres, seguimos siendo ciuddanas de segunda. Además de las diferencias que se están dando en el mercado de trabajo, seguimos en la economía sumergida y con condiciones de trabajo crueles que nos empujan a la miseria; y qué decir del trabajo de cuidados que miles y miles de mujeres hacemos de manera gratuita y sin reconocimiento. Para hacer frente a todo esto es imprescindible garantizar los servicios públicos dignos, y construir una sociedad que sea responsable. Porque todas las personas tienen derecho a ser cuidadas, pero ninguna puede ser obligada a realizar trabajo esclavo.
Y también somos esas mujeres víctimas de la violencia estructural que en Euskal Herria han sido asesinadas. Porque sí, aunque nosotras seamos pueblo, nos están matando. Y qué decir del estado español y sus Munillas que quieren decidir sobre nuestros cuerpos. Que nos oigan bien claro, como decían nuestras madres: nosotras parimos, nosotras decidimos.
Somos jóvenes y reivindicativas que ayer y hoy, precisamente hoy, somos detenidas y encarceladas. Somos jóvenes pero también somos abuelas. Somos aquellas abuelas que fueron expulsadas de sus queridas tierras, de Galicia, Extremadura, Andalucía... y vinieron a Euskal Herria en busca de una vida digna, una vida que mereciese ser vivida. Somos aquellas madres que se dejaron la piel para dar una vida mejor a sus pequeñas estrellas. Somos esas madres que cruzan el Mediterráneo, el Atlántico o las vallas de Grecia para poder seguir viviendo. Y al mismo tiempo, somos las hijas y las nietas, las jóvenes de este país, las que ahora somos expulsadas de la que es nuestra tierra. Somos las condenadas al paro y la precariedad. Somos las condenadas a llevar cadenas y no tener futuro!
Nosotras, mujeres de Ezkerraldea, esa Ezkerraldea con la que Euskal Herria tiene una deuda histórica; nosotras, mujeres de Sakana y Oarsoaldea, a quienes como en Ezkerraldea nos condenan a un desierto industrial y la precariedad constante; nosotras, mujeres de la Ribera, Encartaciones, Pirineos, Rioja Alavesa o Basaburua; nosotras, desde Tutera hasta Baiona. Nosotras nos levantamos ante esos estados y ese sistema patriarcal que nos somete. Nosotras, nos levantamos ante esos estados y sistema patriarcal, conculcadores de derechos sociales y laborales. Nos levantamos ante las máquinas de empobrecer pueblos y personas, impulsores de la división sexual del trabajo que nos condena a la miseria. Nos levantamos y hacemos frente a esa minoría y a ese sistema que nos quiere subyugadas.
Por eso decimos, alto y claro, que nosaltres també som les tres voltes rebel! Tres veces oprimidas, porque las mujeres trabajadores vascas sufrimos tres opresiones a la vez: somos oprimidas como mujeres, negadas como vascas independentistas y explotadas como trabajadoras. ¡No habrá revolución sin las mujeres! ¡No habrá transformación sin la fuerza de las mujeres!
Arnaldo, como tú siempre has dicho, la lucha de nuestro pueblo es una lucha de la clase trabajadora. Hoy, aquí, ahora, lo decimos alto: ¡nuestra lucha popular es una lucha de la clase trabajadora, y la lucha de la clase trabajadora es la lucha de las mujeres!
Gora euskal emakume langileon borroka!
Gora Euskal Errepublika sozialista!