El Gobierno español ha propuesto cambiar la ley de aborto, recortando de manera drástica los derechos de las mujeres. Por esta razón hemos editado un Sortzen especial, con mucha información y enlaces interesantes.

Lectura de Sortu

La reforma de la ley del aborto presentada recientemente por el gobierno español supone un recorte de los derechos de las mujeres. Dicho recorte responde a una motivación completamente ideológica (se hace para satisfacer a los sectores más reaccionarios, ultracatólicos y de extrema derecha, del estado español) y su objetivo es arrebatarnos a las mujeres el control de nuestro cuerpo y el derecho a decidir sobre él.

La lucha a favor del aborto ha sido estratégica para el movimiento feminista, y tiene una larga historia. El movimiento feminista lleva más de 30 años reivindicando el aborto libre y gratuito. También tiene una dilatada historia el empeño de los Estados, las Iglesias y los hombres en general por controlar los cuerpos, las vidas, la conducta y la sexualidad de las mujeres. Si el aborto (al igual que el uso de anticonceptivos) ha ido pasando de ser un delito a ser un derecho, ha sido gracias a la lucha desarrollada por el movimiento feminista desde la década de los 70. Las generaciones de nuestras madres y abuelas se moviliza- ron en torno a la reivindicación "Nuestro cuerpo, nuestra decisión", por la amnistía para las mujeres encarceladas por abortar, por la legalización de los anticonceptivos, por el derecho al aborto, para que se dejara de criminalizar y juzgar a las mujeres y a las trabajadoras y trabajadores de la salud... El juicio contra las 11 mujeres de Basauri (1982) resume mejor que nada la persecución contra las mujeres y la lucha del movimiento feminista.

Sortu, con la Euskal Herria feminista como objetivo, en el convencimiento de que sin la total libertad de las mujeres no hay verdadera libertad colectiva, tiene entre sus principales tareas la lucha por el derecho al aborto. El cuerpo de las mujeres es de ella y de nadie más, y eso es precisamente lo que está en juego: la propiedad y el control del cuerpo de las mujeres. Las mujeres tienen que tener plena libertad para ser lo que ellas quieran, sea lo que sea. No se les puede obligar a ser madres, ni imponerles el rol de sumisión imperante hasta ahora: madre dulce y hacendosa, esposa-amante bella y laboriosa, cuidadora por encima de todo, siempre al servicio del resto. El sistema patriarcal siempre ha querido limitar la sexualidad de las mujeres a la reproducción, es decir, a la maternidad, pero pensamos que quizá sea tarde para volver a imponernos eso, pues hemos aprendido muy bien (y queremos seguir aprendiéndolo) lo hermoso que es gozar de nuestro cuerpo. Ser madre es una posibilidad, pero no ser madre también, o al menos así debería serlo. En cualquier caso, esa es una decisión que deben tomar las propias mujeres, y las instituciones públicas tienen la obligación de garantizar y amparar ese derecho.

Resumiendo, el cuerpo de las mujeres y las decisiones y el control sobre el mismo no son competencia de la Iglesia, ni de los agentes políticos, ni de los tribunales médicos. Cada mujer tiene que ser dueña del control y las decisiones sobre su cuerpo y su vida.

Para que abortar sea una decisión libre y un derecho universal, el aborto tiene que ser obligatoriamente gratuito y las instituciones públicas tienen que amparar ese derecho. El sistema público de salud tiene la obligación de facilitarlo, y para ello es preciso habilitar en todos los centros sanitarios los medios necesarios para garantizar el ejercicio de ese derecho.

Nos equivocaremos sin pensamos que reformar la ley del aborto va a hacer que desaparezcan los abortos. Lo único que se conseguirá es empeorar las condiciones para abortar, así como criminalizar a las mujeres y hacer aún más difícil su situación. No obstante, las consecuencias no serán iguales para todas las mujeres. La clase social determinará el destino de cada una: tú al extranjero, vosotras a esa oscura cocina. A algunas mujeres el dinero les permitirá hacer lo que la ley prohíbe, abriéndoles las puertas de las clínicas de otros países. La mayoría, por el contrario, tendrá que abortar en la clandestinidad, poniendo en peligro su vida y su salud.

El gobierno español quiere reformar la ley del aborto en nombre del ser "no nacido". Resulta curioso este gobierno que tanto empeño pone en proteger los derechos del "no nacido" mientras se olvida de los derechos y necesidades que tienen las niñas y niños una vez que nacen. Los recortes sociales son el pan de cada día, todos los días se toman medidas que empeoran y endurecen las condiciones de vida de la clase trabajadora y los sectores populares. Más que el derecho a la vida, lo que hay que defender es el derecho a una vida digna. Queremos vidas que merezcan ser vividas.

La moral reaccionaria y la ideología del patriarcado buscan el sometimiento de las mujeres, y ahora pretenden convertir eso en ley, en norma general, y que las mujeres obedezcan como si fueran menores de edad, incapaces de decidir por sí mismas. Quieren castigar a las mujeres libre y hacerle sentirse culpable.

Frente a este grave recorte de derechos, nuestra posición es muy clara y vamos a expresarla nítidamente en todos los ámbitos. Vamos a reivindicar que nuestro cuerpo es nuestro y trabajaremos para que así lo sea.

Por último, queremos mostraros nuestro mayor reconocimiento a todas las que en las últimas décadas habéis luchado, sufrido y puesto vuestro grano de arena para que las mujeres seamos dueñas de nuestro cuerpo. Nos habéis transmitido el ansia de libertad, y estamos dispuestas a recoger el testigo. Otros cuerpos, pero la misma lucha. Diferentes formas de lucha, pero una sola reivindicación: nuestro cuerpo, nuestra decisión.

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