Lo acontecido en torno a la Ikurriña en las pasadas fiestas de Sanfermin, ha tenido la virtualidad de dejar en evidencia ante el mundo entero, que en Navarra y en el conjunto de Euskal Herria vivimos una situación de déficit democrático.
La actitud casi enfermiza hacia la ikurriña de los sectores navarro españolístas con UPN y el alcalde Maya a la cabeza, obedece a una concepción predemocrática de la política. Son incapaces de comprender que la Navarra real nada tiene que ver con la Navarra conservadora, española y antivasca de sus sueños. Y cada vez que la sociedad navarra les pone en su sitio a base de creatividad, espontaneidad y autoorganización popular, se muestran tan descolocados que sólo saben recurrir a los golpes y a los insultos.
No quieren enterarse de que somos navarras y navarros las que reivindicamos tanto la Ikurriña como la bandera de Navarra como símbolos de nuestras libertades y de nuestra nación; una nación que queremos construir desde el simple ejercicio de nuestros derechos y en base a la adhesión democrática de la ciudadanía. Como tampoco quisieron enterarse hace un año que éramos navarras y navarros quienes llenamos las calles de Iruñea para decirles que no íbamos a permitir que nos robaran la memoria histórica, y que la españolidad de Navarra no obedecía a una libre anexión sino a una cruenta y cruel conquista militar.
UPN y su camarilla temen a la palabra y a la decisión de la ciudadanía. Esa obsesión que tienen por prohibir lo que no les gusta e imponer su visión de las cosas en contra de la mayoria refleja en toda su dimensión, tanto el fracaso de su proyecto como su actual debilidad política. Debe ser un trago muy amargo para UPN asimilar que para que la bandera española ondee en muchos municipios de Navarra tienen que recurrir a amenazas de inhabilitación cursadas por tribunales españoles, mientras se percibe con total normalidad, que la ikurriña ondee en los Ayuntamientos y con simpatía y agrado que sorteando prohibiciones y cinturones policiales se coloque en el centro de la plaza Consistorial en una imagen que ha recorrido el mundo entero.
Desde Sortu creemos que ha llegado el momento de dar en Navarra pasos decididos en la construcción de un escenario verdaderamente democrático. Para ello es preciso también derogar leyes antidemocráticas que niegan los derechos y libertades de la ciudadanía navarra como la Ley de Símbolos de Navarra y que cesen las medidas cohercitivas contra alcaldes y ayuntamientos que se han limitado a cumplir en materia de símbolos el mandato democrático de las y los ciudadanos de sus municipios.
Animamos también al conjunto de la sociedad a que siga movilizándose en la defensa de todos nuestros derechos y libertades entre ellos el de respetar lo que la ciudadanía decida en su municipio sobre que banderas tienen que ondear en sus Ayuntamientos.
La corrupción está anidada en el modelo político actual, hay que construir una aternativa
Por otro lado ante el bochornoso espectáculo que están dando UPN y PP ante los casos de corrupción en los que están inmiscuidos quisiéramos hacer una breve reflexión.
Ayer nos despertamos con la noticia del rechazo del teniente fiscal a que se investigue a Barcina. Lo primero que hay que aclarar es que la Fiscalia obedece al Gobierno, por lo tanto no es de extrañar que siguiendo las ordenes del PP el teniente fiscal Narváez no vea indicios de delito en cobrar por acudir a un organo que no existia y por lo tanto no tomaba decisiones.
Otra de las cuestiones que ha sorprendido es el espacio concedido por Diario de Navarra a la noticia y que solo puede tener una lectura, echar tierra sobre el caso para intentar tapar el asunto de los millones que recibio la editora del Diario de Navarra irregularmente y sin control de la ya extinta CAN.
Activan el circo mediático para intentar mantener su posición de privilegio, gobernando para el capital, aceptando de este sobornos y dilapidando el dinero público.
De todos era sabido la querencia de la derecha navarra y española para llevarse el asunto a Madrid. El control que tiene el PP sobre el poder judicial y la autoridad que tiene sobre la fiscalia daban confianza a Barcina y al entorno que han dilapidado la CAN para llevar el asunto alli esperando un trato de favor. No en vano UPN ha sido el brazo ejecutor del Estado en Navarra.
La condición de aforada le da un privilegio que otros no tienen y lo esta utilizando para salvarse de una imputación que de otra forma y si fuera en Navarra estaba cantada.
No es creible la posición de UPN y PSOE en Madrid pidiendo explicaciones al PP mientras en Navarra se niegan a aprobar una comisión de investigación sobre la desaparición de la CAN.
Tampoco tiene desperdicio que el partido PSOE que amenaza con presentar una moción de censura en Madrid sin ninguna posibilidad de que salga, sea el mismo que mantiene a la derecha en el poder en Navarra impidiendo el tan ansiado cambio que la sociedad navarra demanda.
Pero en Navarra no engañan a nadie, sabemos que la corrupción esta anidada en el modelo político institucional que padecemos. Por eso es importante construir una alternativa a esta clase política y a este modelo económico político e institucional.