El conflicto de clases se mantiene en toda su crudeza. Esa es la primera conclusión que recogimos en el segundo informe socioeconómico de Sortu al analizar el reparto de la riqueza en Hego Euskal Herria: mientras que las personas ricas son cada vez más ricas, la clase trabajadora y los sectores populares somos cada vez más pobres. Además, si al capitalismo globalizado le añadimos el salvajismo de las élites económicas del Estado español, el panorama que podemos observar se hace aún más terrible. Dicen que la economía está mejorando, pero lo único que está mejorando son los bolsillos de una minoría, mientras la dualización de la sociedad vasca se va agudizando e imperan el paro y la precariedad: en Hego Euskal Herria hay 200.000 personas en paro, la mitad de ellas llevan más de dos años sin trabajo, más de 400.000 personas están en situación o riesgo de pobreza y exclusión social, la mayoría de los nuevos contratos son contratos eventuales y parciales no voluntarios, en determinados sectores los salarios están bajando de manera salvaje...
No obstante, esa situación no es consecuencia de una situación de crisis que nadie puede controlar, sino consecuencia del propio capitalismo. No es verdad que no haya riqueza, lo que ocurre es que la riqueza se reparte cada vez peor. Por su propia esencia, el capitalismo tiende a la acumulación de capital y a la centralización. Es decir, el capitalismo siempre reparte hacia un lado: empobrece a la clase trabajadora para enriquecer aún más a los ricos. Eso es precisamente lo que hemos visto al analizar la distribución de la renta: en las tres últimas décadas, las rentas de las y los trabajadores se han reducido en beneficio de las rentas del capital. Jugamos en el terreno de juego del capitalismo, y vamos perdiendo por goleada.
Pero no nos quedemos solamente en los salarios y vayamos al fondo del problema: ¿Quién decide? ¿Quién tiene el poder? En esta Europa neoliberal del mundo globalizado las transnacionales deciden y los políticos cumplen sus órdenes. Además, los límites que esas decisiones pueden encontrar hoy en día (leyes que todavía garantizan diferentes derechos conquistados gracias a décadas de lucha) desaparecerán de un día para otro con el TTIP. Las y los ciudadanos vascos estamos atados a las democracias burguesas española y francesa, las cuales actúan al servicio de una minoría, y tanto las élites económicas de la Unión Europea y de los Estados español y francés como las oligarquías locales pretenden que nuestra participación se limite a votar una vez cada cuatro años. Votar una vez cada cuatro años, quedarnos en casa y callar.
Mientras tanto, construirán obras faraónicas con nuestro dinero; nos quieren obligar a aceptar sumisamente las reformas laborales españolas; ante la destrucción de nuestra industria, pretenden que nos contentemos con el marketing político de Tapia; y, en general, el paro se va extendiendo y nos condenan a una vida precaria. Todas esas consecuencias vienen dictadas por los poderes económicos, Bruselas y Madrid las regulan, los gobiernos locales las cumplen y, evidentemente, la clase trabajadora vasca es quien las sufre.
Por todo ello, aquí y ahora, en la Euskal Herria del siglo XXI, nuestra obligación es acometer la Estrategia Independentista Transformadora cuyo objetivo es el Socialismo Vasco, y tenemos que hacerlo paso a paso y en todos los ámbitos. En primer lugar, tenemos que sacudirnos el polvo y salir a la calle, analizar bien lo que tenemos a nuestro alrededor y participar en las luchas populares. En ese sentido, hay que subrayar el proceso de movilización que está desarrollando el sindicato LAB a lo largo de este curso político, proceso que tomando el Primero de Mayo como punto de inflexión culminará con la semana de lucha del 3 de junio. Ante la ofensiva neoliberal, es indispensable organizarnos y hacerle frente tanto en los centros de trabajo como en la calle. Recordemos que esa ofensiva tiene muchas caras y, por lo tanto, tenemos que responderle en muchos ámbitos y de muchas maneras. Por lo tanto, en lugar de limitarnos a la mera respuesta, las y los sortukides tenemos que crear los instrumentos y recursos necesarios para acometer también la construcción, junto con el conjunto de la ciudadanía, participando en aquellos proyectos e iniciativas que nos permitan abordar profundos procesos de democratización. En definitiva, el empoderamiento de la ciudadanía será el embrión de la revolución del futuro.
Por otra parte, tenemos que seguir trabajando sin descanso en la lucha de ideas, creando nuevos instrumentos y recursos en áreas importantes: necesidad del Estado vasco desde un punto de vista socioeconómico, actualización del socialismo vasco y debate sobre la estrategia socioeconómica. Aunque todo eso ya venía recogido en el proceso ABIAN, resulta innegable que una de las tareas más importantes del Sortu que vamos a refundar será organizar, desarrollar y materializar esos debates, empezando por las y los responsables nacionales y llegando hasta la militancia local.
Por lo tanto, pongámonos manos a la obra de manera organizada y con decisión. Todo eso es lo que vamos a reivindicar el Primero de Mayo. En la vía del Socialismo Vasco, el pueblo trabajador vasco tiene que salir a la calle para convertir el Estado Vasco en un poderoso instrumento.
SORTU
Gora Maiatzaren Lehena
2016-5-1
