El 1 de Mayo es una jornada de lucha para la clase trabajadora. Celebrar y otorgar importancia a éste día no es una cuestión de nostalgia sino de honestidad política. Porque la lucha de la clase trabajadora ha sido determinante para cambiar el mundo. Siquiera por un momento, pensemos cómo sería el mundo sin la lucha de la clase trabajadora. Todavía hoy, hay en el mundo millones de personas que trabajan en condiciones de esclavitud. Es de justicia recordar que si ésta realidad no se conoce en los mismos términos en nuestra tierra es fruto a la lucha de generaciones de trabajadoras y trabajadores.

El mundo, también nuestro mundo, debe mucho a la clase trabajadora, porque ha sido una fuerza de progreso.

Si a día de hoy disponemos de una Educación y una Sanidad públicas, si se reconoce el derecho a la huelga; si se pueden organizar sindicatos... es porque millones de trabajadoras han luchado para conseguirlo. Son conquistas sociales ganadas mediante la lucha. El mundo, también nuestro mundo, debe mucho a la clase trabajadora, porque ha sido una fuerza de progreso.

La clase trabajadora fue en Navarra la fuerza determinante en la lucha contra el franquismo. Por eso, como en Gasteiz; las fuerzas franquistas y las que posteriormente dirigieron la transición se emplearon con especial saña para neutralizarla.

La Navarra de hoy no es el resultado del esfuerzo de los Huarte, Marco, Del Burgo, Aizpún, Taberna y cía. Todos ellos, como los vampiros, se han enriquecido a costa del sudor y el trabajo de las trabajadoras. La Navarra de hoy es el resultado de la lucha y el sacrificio de miles de trabajadoras y trabajadores. A ellas y a ellos les debemos nuestra riqueza común, nuestro nivel de desarrollo y nuestro patrimonio comunal.

En Navarra, tras largos años de lucha se ha abierto una oportunidad de cambio. La clase trabajadora, el movimiento popular, la mayoría social ha impulsado el cambio luchando contra el régimen navarroespañolista neoliberal; construyendo alternativas, ensamblando múltiples luchas en un proyecto común, el proyecto del cambio político y social. El mandato en favor del cambio ha llegado a los partidos y a las instituciones a través de los votos; consolidando las condiciones generadas por la lucha.

Ahora, debemos fortalecer e impulsar el cambio, porque es fruto del trabajo de todas y todos. El cambio tiene limitaciones, no está exento de contradicciones. Tiene sus luces y sus sombras. Abrazamos el cambio con entusiasmo, pero más de una vez nos genera desazón. Se nos queda corto. Otras veces, advertimos falta de valentía para avanzar con más determinación. Porque es cierto que las fuerzas del cambio, en particular los Gobiernos del cambio, están sometidos a presiones. Es evidente la presión fáctica que ejercen el Diario de Navarra, la patronal, algunos sindicatos amarillos y otras fuerzas del Régimen. Está clara cual es su voluntad. Quieren paralizar el cambio o, cuando menos, acotarlo, condicionarlo.

No estamos dispuestas a aceptar esta situación de subordinación, trabajaremos para conseguir la plena capacidad de decisión para nuestras instituciones

Entre los factores que limitan el cambio, uno de los principales es la falta de soberanía de las instituciones navarras. El Tribunal Constitucional ha anulado ya una pléyade de leyes aprobadas por el Parlamento que tenían por objeto la mejora de las condiciones de vida da la mayoría trabajadora. Asimismo, las instituciones navarras carecen de herramientas para hacer frente a decisiones dramáticas de multinacionales como TRW, General Electric y tantas otras. En el marco vigente, Navarra no tiene competencias para regular las Relaciones Laborales ni para construir un sistema de Seguridad Social propio. No estamos dispuestas a aceptar esta situación de subordinación, trabajaremos para conseguir la plena capacidad de decisión para nuestras instituciones como medio para poder hacer una política económica y social en beneficio de la mayoría trabajadora.

Quizá haya alguien que haya pensado que una vez emprendido el cambio institucional se acabó el tiempo de la movilización. Sería suicida adoptar una actitud semejante.

Quienes formamos parte de la clase trabajadora y el movimiento popular, debemos tener muy claro que nuestra fuerza es determinante para que el cambio político y social avance. Para hacer frente a las fuerzas involucionistas, es imprescindible la movilización de la mayoría social.

Queremos hacer un llamamiento a la movilización. Quizá haya alguien que haya pensado que una vez emprendido el cambio institucional se acabó el tiempo de la movilización. Sería suicida adoptar una actitud semejante. Es el momento de incrementar la movilización, para garantizar el cambio, para hacer frente a los enemigos del cambio.

El cambio pasa por la construcción de alternativas. Debemos mirar hacia el horizonte para superar mediante la lucha del día a día el capitalismo; para acabar con la lógica del neoliberalismo, para construir desde hoy el mundo del mañana.

¡Arriba pobres de la tierra, en pie esclavas sin pan!; unámonos trabajadoras, mujeres, jóvenes, migrantes, pueblos sin Estado para construir la internacional del siglo XXI. Gora Maiatzaren Lehena!

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