Cuba y Estados Unidos anunciaron ayer de forma solemne su decisión de reanudar relaciones políticas, en una declaración que tiene una honda significación y que está llamada a abrir un tiempo nuevo en el continente americano.
El aislamiento impuesto a la isla, hace ya seis largas décadas, y las sucesivas medidas adoptadas por EEUU para ahogar a la Revolución, mediante la política del acoso político y del bloqueo económico, han fracasado.
A 25 años de la caída del Muro de Berlín, otro muro, invisible pero no por ello menos injusto, el impuesto por la primera potencia del planeta a una pequeña isla del Caribe, ha empezado a quebrarse.
Y hay que decir con claridad que ese muro, causante de tanto sufrimiento, se ha resquebrajado por el tesón demostrado por el pueblo de cubano, de la mano de su líder histórico, Fidel Castro Ruz, para mantener erguida la bandera de la soberanía nacional.
Ayer las calles de La Habana nos brindaron imágenes de celebración popular, por el regreso de los tres ex presos retenidos durante 16 años en las cárceles de EEUU, en un gesto de reciprocidad por la devolución de dos presos a EEUU. En la isla, predominan las muestras de esperanza en el futuro.
Desde EEUU nos llegaba una imagen mucho más matizada, la de un presidente que ha debido asumir la imposibilidad de seguir con un castigo que se ha demostrado ineficaz, y la de una clase política dividida, y a la que, por lo que parece, le costará un poco más digerir este cambio, a pesar de que EEUU tiene mucho más que ganar que perder con ése que la Casa Blanca denomina " Nuevo Rumbo para Cuba".
Por emplear los términos de la oficina de prensa de Obama hay que decir con claridad que tal cambio de rumbo ha sido posible, antes que nada, porque Cuba, su pueblo y sus representantes, han sido capaces de mantener fijo el timón, sin dejarse seducir por los cantos de sirena, sin dejarse doblegar por los muchos chantajes y sabotajes con que se ha pretendido que las cubanas y cubanos se apartaran de la tarea emprendida en 1959 para construir un país nuevo, basado en valores de igualdad y justicia social.
La solidaridad ha sido otro de las conquistas a las que, por más que la situación económica fuera difícil en la isla, nunca ha querido renunciar la Cuba socialista. Los centenares de médicos cubanos que hoy libran la batalla contra el ébola en África, fuera de los focos mediáticos, son la mejor insignia de un país digno.
Este 17 de diciembre de 2014 ha sido un día histórico para Cuba, y por un doble motivo, ya que La Habana fue escenario también de otro acontecimiento importante, ya que la organización guerrillera FARC-EP anunció un alto al fuego unilateral e indefinido, que sería de desear, fuera acompañado de medidas recíprocas por el Gobierno de Colombia.
La Habana fue ayer, sin duda, la capital mundial de la paz, una ciudad en la que se proyectó un tiempo de esperanza para todo un continente.
Un tiempo que, desde SORTU, entendemos, que debe basarse en el respeto hacia los pueblos y hacia las personas, y que exige implementar un modelo de relaciones nuevas, libres de las ingerencias y amenazas intervencionistas. Algo que vale para Cuba pero que debería guiar las relaciones con otros países, también con Venezuela.
Desde Sortu queremos saludar, con viva emoción, el anuncio realizado por los máximos mandatarios de Cuba y Estados Unidos, cuya determinación y altura de miras queremos remarcar.
En todo caso, debemos ser conscientes de que este tiempo de cambio deberá ser alimentado con numerosas medidas de confianza. Estamos ante un anuncio esperanzador, pero la verdadera celebración vendrá del día en que esa amalgama de leyes injustas e inhumanas que conforman la política de bloqueo impuesta a la isla desaparezca de forma definitiva.
Hoy más que nunca, Cuba precisa de todo nuestro apoyo y solidaridad. Hoy más que nunca es hora de renovar y estrechar los lazos hacia un país que ocupa un lugar privilegiado en el mapa sentimental de Euskal Herria.
Cuba ocupa un lugar especial en los corazones de cuantos han compartido su sueño revolucionario y luchan hoy, como modestamente tratamos de hacerlo las mujeres y hombres de Sortu, por construir una Euskal Herria independiente y socialista,
Por eso, creemos que Cuba no debe estar sola. Es hora de que otros actores de la política internacional, empezando por la propia Unión Europea, den pasos efectivos para que de una vez por todas la relación con Cuba se desarrolle en plano de igualdad y se guíe por el respeto a las decisiones que sobre su futuro adopte el pueblo cubano.