La firma por parte de las FARC y el Gobierno colombiano del acuerdo sobre reparación y justicia a las víctimas es una buena noticia que debiera inspirar la búsqueda de acuerdos en parámetros comparables en el contexto del conflicto político vasco.
El acuerdo alcanzado marca un nuevo hito internacional a la hora de abordar la cuestión de las víctimas de la violencia política. En principio es importante además que sea fruto del diálogo entre el Gobierno colombiano y las FARC; a ellos corresponde asumir las responsabilidades de las consecuencias del uso de la violencia y así lo están haciendo.
Creemos además que los contenidos del acuerdo arrojan luz sobre aspectos que debieran ser tenidos muy en cuenta a la hora de tratar la cuestión de las víctimas que el conflicto político vasco ha arrojado durante años. En primer lugar, el acuerdo colombiano contempla como víctima a todas las personas que han visto vulnerados sus derechos humanos, y este extremo viene a reforzar la posición de quienes subrayamos que no es de recibo otorgar la condición de víctima únicamente a las ocasionadas por ETA; las víctimas de la violencia del Estado y parapoliciales en este país (casi 500 personas) así como todas las personas que resultaron heridas o las miles que fueron torturadas por fuerzas policiales son asimismo víctimas que tienen derecho al reconocimiento y reparación. La jerarquización según victimario es un concepto del que huye el acuerdo colombiano sobre víctimas en concordancia con la experiencia internacional en esa materia que indiscutiblemente aboga por el reconocimiento de las víctimas de toda expresión de violencia y vulneración de derechos humanos.
Desde ese reconocimiento universal del sufrimiento, el esclarecimiento de la verdad como base para la convivencia y la no repetición de lo ocurrido son fundamentales. Lo son en el acuerdo colombiano y también deben serlo en el proceso de resolución del conflicto político vasco.
Sortu consiera que la sociedad vasca tienen derecho a conocer toda la verdad de lo ocurrido, a forjar una memoria completa que abarque todas las vulneraciones de derechos humanos y asiente los cimientos de la normalización política y social que necesita nuestro país.
En ese sentido, Sortu aplaude el coraje político de los firmantes del acuerdo colombiano sobre reparación y justicia a las víctimas. Sortu asímismo considera que su posición sobre la cuestión de las víctimas recogida en el documento Viento de Solución de febrero del 2012 (Documento del Kursaal) está en perfecta sintonía con el acuerdo firmado en Colombia y de esta manera queda patente que la posición de la Izquierda Abertzale sobre víctimas es perfectamente homologable a los parámetros que en estos momentos se utiliza en el ámbito internacional.