Tomás Madina, que llevaba dos días detenido en régimen de incomunicación, ha denunciado torturas ante el juez de la Audiencia Nacional. No nos cansaremos de denunciar que la incomunicación del detenido conlleva riesgo de maltrato y de vulneración de derechos básicos; que esto es más que una simple sospecha, que son circunstancias denunciadas por miles de personas en los últimos años y que la tortura no es obra de un animal -que también- sino que cuenta con el "dejar hacer" de todo un sistema que no duda en vulnerar derechos humanos básicos con fondos públicos para obtener declaraciones contra la voluntad de los detenidos. Esto ya es algo que se apunta en la sentencia absolutoria de los 40 jóvenes que conocimos ayer: "resulta dudoso siquiera que lo que se hizo constar en el acta policial responda a la libre voluntad del acusado" se llega a afirmar sobre la declaración policial.
Esta mañana lo ha dicho con gran acierto uno de los jóvenes absueltos por la AN: "mientras la Justicia argentina está investigando las torturas del franquismo de hace 40 años, los Billy el Niño de hoy siguen protegidos por el manto negro de la impunidad". Hay que acabar con esa impunidad; hoy la tortura en dependencias policiales tiene responsables políticos y por lo tanto exigimos el cese inmediato del ministro del Interior.