El lehendakari Urkullu intenta mantener una falsa equidistancia entre la actitud con la que la Izquierda Abertzale afronta el proceso de paz por una parte y por otra el permanente bloqueo al que lo somete el Gobierno del PP.

Esa falsa equidistancia, ese hipócrita discurso de "cauce central y sentido común" es un fraude radical, básicamente porque en este proceso quien ha hecho y está es la IA; al PNV y al Gobierno español todavía se les espera.

La mirada crítica al pasado debe ser un ejercicio compartido, y en ese contexto y teniendo como referencia las exigencias del lehendakari Urkullu, el PNV debe dar muchas explicaciones sobre la utilización de la tortura, la utilización de la fuerza para impedir el ejercicio de derechos fundamentales o las prácticas de "tirar a matar" por parte de la Ertzaintza. Su negativa a realizar esa autocrítica siembra dudas sobre su compromiso con la paz y la normalización política.

El lehendakari sabe perfectamente quién ha hecho y quién no; quién ha tomado decisiones que han posibilitado el inicio del proceso de paz y quién se empecina en torpedear todas y cada una de las iniciativas tendentes a su consolidación y la normalización política, que no es otro que el PP y su gobierno; y por eso es grave y sumamente cínico que se permita repartir responsabilidades por igual entre la IA y el Gobierno español. En definitiva, con sus manifestaciones, Urkullu da alas a quien mantiene una política carcelaria inhumana y criminal y así, intenta aligerar la enorme responsabilidad que el PP por boicotear, y el PNV por permanecer como espectador, tienen en la falta de desarrollo y consolidación del proceso de paz y normalización política".

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