Tal dia como hoy, en el año 1990, Mikel Castillo murió en la calle del Carmen del Casco Viejo de Iruñea, abatido a tiros por un policía nacional.

En aquel momento la versión oficial habló de una persecución a un militante de ETA armado y un acto de legítima defensa por parte del agente de la policía nacional que disparó.

Pero esta versión estaba y sigue estando plagada de intereses, de sombras y dudas, como tantas otras, ya que frente a esta versión mantenida contra viento y marea por el Ministerio del Interior español y los medios de comunicación que entonces le hicieron de coro, fueron los propios vecinos los que hablaron de una persona joven que corría por la calle, sin arma alguna en las manos y que fue muerto a tiros por un policía armado que le perseguía.

l policía nacional que mató a Mikel Castillo fue juzgado por un delito de asesinato, pero en este juicio prevaleció, como en tantos otros, la incuestionable version oficial y el acusado fue absuelto y posteriormente condecorado.
Sin embargo, este juicio poco ayudó en el camino de la verdad, el reconocimiento y la reparación. Y es que, en modo alguno tuvo en cuenta el contexto en el que la muerte de Mikel Castillo se produjo: un contexto que nos habla de personas, algunas militantes de ETA y otras simplemente militantes abertzales, abatidas a tiros por la policía, entre los años 1984-1991, hasta tal punto que, trayendo una expresión acuñada oficialmente por el gobierno británico, se habló de los años de la política de "tirar a matar" en el Estado español.

Todas las víctimas merecen reconocimiento, justicia, verdad y reparación. Todas, también las víctimas de la tortura, de la política de "tirar a matar", de la política penitenciaria o de la deportación. y no es en modo alguno admisible que la condición de la víctima, en este caso, de militante de la organización ETA, le pueda privar de tal consideración, y permita convertir su recuerdo y el acercamiento a ella y su familia en un grave delito o en una grave acusación.

El discurso de la violencia única puede servir para justificar posicionamientos o su falta, en algunos casos; pero lo cierto es que aquí no ha habido una sola violencia ni un solo responsable y esta cuestión ha de ser necesariamente abordada.

Desde Sortu creemos que hay que hacer un ejercicio global para que se reconozca la verdad de todo lo que ha pasado estos años y, de hecho, sigue ocurriendo, y estamos convencidos de la necesidad de consensuar y poner en marcha mecanismos que impulsen esta busqueda de la verdad.

Solo así se podrá abrir un nuevo tiempo que se asiente en cimientos solidos y no sobre heridas que impidan la convivencia, la paz y la normalización.

Para poder mejorar nuestros servicios, utilizamos cookies propias y de terceros, siendo ellas persitentes, que nos permiten obtener estadísticas de los usuarios. Si continua navegando consideremos que acepta su utilización.