Estos últimos días ha vuelto a quedar en evidencia la crueldad en la que se basa la política penitenciaria que aplica el Partido Popular a los presos políticos vascos.

El lunes, allegadas del preso Asier Aginako sufrían un grave accidente de trafico cuando acudían a visitar a su allegado a la cárcel de Aranjuez.

Ayer, recibíamos la noticia del fallecimiento de Judith Uriarte, compañera del preso político Pablo Gorostiaga. Autoridades españolas han impedido a Pablo despedir a su compañera pese a que tenia permiso para ello.

Estos dos hechos, por graves y crueles, no dejan de ser cotidianos en el día a día que el Partido Popular impone a presos y familiares. El Partido Popular juega a la ruleta rusa de la dispersión con presos y allegados.

El Partido Popular utiliza una violencia desmedida en forma de política penitenciaria con un claro objetivo: sabotear los intentos para la resolución del conflicto que se están realizando desde Euskal Herria y el ámbito internacional. Los enemigos de la paz del PP utilizan a presos y familiares como rehenes en su política de sabotaje y venganza.

En este sentido, observamos como el PSOE de López y Rubalcaba se esta alineando de forma evidente con el PP y su política de involución. Discursos como el de ayer de Patxi López, exigiendo a otros la asunción de algo que han denominado como suelo ético no son más que cortinas de humo para justificar su alineamiento con la política de los enemigos de la paz, que no busca más que abortar las esperanzas de la sociedad vasca para alcanzar un escenario de paz y libertad.

Cabria preguntarse donde se situá el suelo ético de Rubalcaba, Ares o López: ¿En la celda de Pablo Gorostiaga? ¿En el tramo de carretera donde han sufrido un accidente los familiares de Asier Aginako? ¿En las salas de interrogatorio de los cuartelillos de la Guardia Civil y la Policía Nacional? ¿O bajo la cal de una fosa común?

El PSOE no esta en condiciones de exigir nada a nadie. Solo debería de atender a las demandas mayoritarias de la sociedad vasca y comprometerse con la búsqueda de soluciones, dejando de lado actitudes saboteadoras.

Transcurridos casi dos años desde que ETA anunciase el cese definitivo de su actividad armada, resulta obvio que la ciudadanía vasca no puede esperar del Estado español ninguna aportación positiva para la resolución del conflicto. PP y PSOE utilizan un discurso y una practica de guerra, ya que son temerosos de la paz. Prefieren un escenario de conflicto en el que puedan seguir imponiendo su proyecto político a un escenario de paz en el que la sociedad vasca pueda decidir libre y democráticamente su futuro.

Así, en SORTU lo tenemos meridianamente claro: El Estado no quiere resolución democrática, y en consecuencia, es la sociedad vasca la que hará moverse al Estado. Todos y todas los que apostamos por la paz, la democracia y la libertad debemos de aunar compromisos y esfuerzos, ya que, la llave de la resolución no esta ni en Madrid ni en París, sino en manos del pueblo vasco.

Ese es el llamamiento de Sortu, frente a las políticas de excepción y de guerra del PP, articular y movilizar a esa mayoría social y política vasca que apuesta por la construcción de un escenario de paz, democracia y libertad.

 

Para poder mejorar nuestros servicios, utilizamos cookies propias y de terceros, siendo ellas persitentes, que nos permiten obtener estadísticas de los usuarios. Si continua navegando consideremos que acepta su utilización.