Durante estas últimas semanas aparecen con más claridad que nunca las consecuencias de la ofensiva de la ultraderecha española contra los intereses de este país:
- Por una parte lo que está ocurriendo en la cárcel de Sevilla II donde la falta de humanidad de la política penitenciaria queda en evidencia.
- Los episodios de espionaje y acoso político (el espionaje a Ernai, y el acoso policial y las amenazas de ilegalización a Sortu).
- Y a todo eso hay que añadir una ofensiva ultraliberal en el campo de lo social que tiene su expresión en recortes de derechos laborales con la reforma, la uniformización española con la LOMCE, o la reforma de los entes locales que tanto perjuicio ocasiona al mapa municipal vasco.
Esta es la agenda manejada por los enemigos de la paz en el Euskal Herria.
Y ¿por qué? España tiene claro que hemos conseguido llevar el proceso de liberación nacional y social a una fase que es decisoria. Y ahora, cuando hay que poner argumentos democráticos sobre la mesa, los unionistas se dan cuenta de que no los tienen; y entonces responden con un NO permanente y con la represión en su más alto nivel.
El Estado por lo tanto tiene un objetivo definido en estos momentos, y ese objetivo no es otro que el independentismo de izquierdas y todo aquel que quiera facilitar el cambio político y social que este país quiere conseguir.
Y así queda en evidencia la gran mentira que el españolismo y los gobiernos nos intentaban colar. Ahora, queda muy claro que el problema no es ETA, porque incluso cuando hace ya dos años del fin de su actividad armada, los ciudadanos y ciudadanas de este país no conocemos la paz y la normalización política. Como decíamos, queda en evidencia que el problema no es ETA, ni la Izquierda Abertzale ni este país; el problema se llama España y su naturaleza franquista y antidemocrática.
Como consecuencia de la actitud que está adoptando el Estado -una actitud represiva e impositiva-, se está generando un escenario de emergencia nacional en Euskal Herria. Y nosotros pensamos que todos los que creemos en la justicia social y el derecho de los vascos y vascas a decidir libremente su futuro nos tenemos que preparar para hacer frente a esta situación.
Y nos hacemos la siguiente pregunta: ¿qué más les vamos a permitir a los Rajoy, Aznar, Mayor o Rubalcaba para que sigan intentando arruinar el nuevo tiempo político y llevarnos a la situación de hace 5 ó 6 años? Es el momento de poner pie contra pared y parar a quienes quieren que las generaciones actuales y las que están por venir crezcan sin derechos, en pobreza económica y social, aculturizadas y condenadas a vivir en el miedo permanente. Tenemos que intentar parar todo ese proyecto de destrucción que nos afecta de lleno como ciudadanos de este país.
Sortu, quiere mostrar a todos esos que quieren hacer inviable la paz y el cambio político su voluntad más firme para que eso no sea así. Nuestra posición está con la inmensa mayoría de la ciudadanía vasca, que quiere construir un escenario de paz y convivencia democrática. Corresponde a los ciudadanos de este país, organizados en partidos, sindicatos, asociaciones de diferentes ámbitos sociales actuar con responsabilidad y tomar las medidas y decisiones oportunas para parar los intentos de involución tanto en lo referente a lo social como en lo relativo al proceso de paz y normalización política. Nosotros también nos sentimos interpelados, y por supuesto, Sortu seguirá actuando en esa dirección, alimentando la viabilidad del proceso de paz, denunciando la involución en lo social y continuamente tomando la iniciativa política.
Pensamos que no podemos fallar. Y además creemos que las viejas recetas ya no sirven para hacer frente a los retos del nuevo tiempo político. El reto que tenemos entre manos es tan importante que, o nos libramos del déficit democrático y social que tenemos encima desde la transición, o estaremos condenados al fracaso, junto a España. Tenemos la obligación de actuar con responsabilidad y aprovechar la oportunidad que se nos presenta para responder como país a la receta de destrucción y caos que se nos impone desde España. Para esa labor, toda la disponibilidad de la Izquierda Abertzale.